Pasa más de lo que crees. Te levantas después de estar un rato sentado y, de repente, las piernas no responden como deberían. Están rígidas, entumecidas, como si hubieras envejecido diez años en media hora. Das los primeros pasos torpemente, moviéndote como si estuvieras aprendiendo a caminar otra vez.
No es solo cosa tuya. Es un problema común, sobre todo en quienes trabajan muchas horas sentados en una oficina. La buena noticia es que tiene solución. Y no, no hace falta ir al fisioterapeuta tres veces por semana ni pasarte el día haciendo sentadillas.
Por qué te cuesta andar al levantarte
El cuerpo no está diseñado para estar tanto tiempo quieto. Funciona mejor en movimiento, y cuando lo sometemos a largas sesiones de inmovilidad, empieza a protestar. ¿Cómo? Con rigidez, falta de circulación y, en algunos casos, dolor.
Razones más habituales:
- Circulación lenta. Si pasas horas sin moverte, la sangre no fluye como debería. Cuando te levantas de golpe, los músculos tardan en activarse y sientes esa sensación de pesadez o torpeza.
- Músculos adormecidos. Estar sentado demasiado tiempo hace que ciertos músculos se relajen en exceso. Al ponerte de pie, tienen que volver a trabajar de golpe y no siempre están listos para la acción.
- Síndrome del culo de oficinista. Sí, tiene un nombre más técnico, pero en esencia significa que tus glúteos están inactivos y dejan de hacer su trabajo. ¿El resultado? Tu espalda, caderas y piernas tienen que compensar esa falta de actividad, y ahí empiezan las molestias.
- Falta de flexibilidad. Si nunca estiras ni mueves las piernas, los músculos se acortan. Esto hace que al levantarte sientas tirantez o incluso dolor en rodillas y caderas.
Lo que puedes hacer para evitarlo
Si cada vez que te levantas parece que necesitas una sesión de calentamiento, es hora de hacer algunos cambios. No hace falta que te conviertas en atleta, solo que adoptes algunos hábitos básicos.
- Muévete más. No esperes a que el cuerpo te lo pida. Ponte en pie cada media hora, da un par de pasos, estira las piernas. No necesitas recorrerte la oficina, pero sí darle un respiro a tu cuerpo.
- Cambia de postura. Si tu silla tiene respaldo reclinable, úsalo. Si puedes trabajar de pie a ratos, mejor aún. La clave es evitar estar en la misma posición durante horas.
- Fortalece las piernas. No hace falta ir al gimnasio. Con subir escaleras en lugar de coger el ascensor y hacer un par de sentadillas al día, ya notarás la diferencia.
- Estira después de estar mucho tiempo sentado. No es necesario un ritual complicado. Extiende las piernas, mueve los tobillos en círculos, inclínate un poco hacia adelante para soltar la tensión. Todo suma.
- Revisa tu postura. Si te sientas encorvado, con las piernas cruzadas o apoyando solo la punta de los pies, tu cuerpo lo va a notar. Apoya bien la espalda, mantén los pies planos en el suelo y asegúrate de que las rodillas formen un ángulo de 90 grados.
- Invierte en una silla ergonómica para oficina. No todas las sillas son iguales. Muchas de las molestias vienen de estar horas en una silla inadecuada. Si tu trabajo te obliga a pasar mucho tiempo sentado, merece la pena elegir una silla ergonómica con buen soporte lumbar, asiento ajustable y reposabrazos regulables. Modelos como la Herman Miller Aeron, la Sihoo M18 o la Newskill Kitsune pueden marcar la diferencia.
Si aplicas estos cambios, en pocos días notarás la diferencia. Te levantarás sin esa sensación de que te han puesto las piernas de otro. Y, sobre todo, dejarás de sentirte como una persona mayor cada vez que te pongas en pie. Si necesitas realizar una inversión en mobiliario de oficina o teletrabajo no dudes en contactar con nosotros.